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Publicado por El Rincón de la Ciencia, Tecnología y el Conocimiento en Jueves, 21 de julio de 2016

FRASES DE CIENCIA

martes, 27 de diciembre de 2011

El tiempo que vivimos es el menos violento de la historia humana

De acuerdo, el mundo aún encara la brutalidad y la crueldad. No obstante, en comparación con el pasado, “es posible que hoy estemos viviendo en la época más pacífica en la existencia de nuestra especie”, escribe Pinker, y describe esto como quizá “la cosa más importante que haya sucedido alguna vez en la historia humana”.


Por Nicholas D. Kristof - Servicio de noticias The New York Times - © 2011


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Es bastante fácil concluir que el mundo se está yendo por el caño. Así es que llevaré la contra y ofreceré una razón para estar agradecidos con el presente que estamos viviendo. A pesar del ánimo pesimista, la situación histórica general es un progreso impresionante de decencia humana respecto a los últimos siglos.


Se están reduciendo las guerras y la humanidad se vuelve menos violenta, menos racista y menos sexista, y este progreso moral se ha acelerado en las últimas décadas. Para decirlo llanamente, pareciera que nosotros, los humanos, nos volvemos más decentes.

Este es el tema central de un libro increíblemente bueno que acaba de publicar Steven Pinker, un catedrático de Psicología en Harvard. Se titula “Los mejores ángeles de nuestra naturaleza”, y es mi apuesta para ganar el Premio Pulitzer de ensayo.

“Es posible que hoy estemos viviendo en la época más pacífica en la existencia de nuestra especie”, escribe Pinker y describe este descenso en la violencia como posiblemente “la cosa más importante que haya sucedido alguna vez en la historia humana”.

Reconoce: “En un siglo que comenzó con el 11 de setiembre, Irak y Darfur, decir que vivimos en una época inusualmente pacífica puede parecer algo entre alucinación y obscenidad”.

No obstante, aun en un siglo XX notorio por guerras mundiales y genocidios, sólo cerca de tres por ciento de los seres humanos murió a causa de esas catástrofes creadas por el hombre.

En comparación, un estudio de los esqueletos de los estadounidenses nativos de sociedades de cazadores y recolectores, se encontró que un 13 por ciento murió de traumas. Y en el siglo XVII, la Guerra de los 30 Años redujo la población de Alemania en cerca de un tercio.

Las guerras salen en los periódicos, pero hoy hay menos conflictos, y es típico que no mueran tantas personas. Muchos académicos han planteado ese argumento, más notablemente, Joshua S. Goldstein en su libro reciente, “Ganar la guerra contra la guerra. El descenso del conflicto armado en todo el mundo”. Goldstein también argumenta que es un mito que sea más factible que mueran civiles en las guerras modernas.

También se pueden ver los índices de homicidios, que hoy son mucho más bajos que en siglos anteriores. El índice de asesinatos en Gran Bretaña parece haber caído en más de 90 por ciento desde el siglo XIV.

Y también está la miríada de formas de violencia que otrora fue el telón de fondo de la vida cotidiana. Un juego en la Europa feudal consistía en hombres que competían para matar a cabezazos a un gato que se había clavado vivo a un poste. Una razón por la cual se consideraba tan entretenido: la posibilidad de que le sacara un ojo de un zarpazo a un competidor.

Sólo hay que pensar en los cuentos de hadas y las canciones infantiles. Un estudio académico encontró que los programas de televisión para niños de la actualidad tienen 4,8 escenas violentas por hora, en comparación con las 52,2 de las canciones infantiles.

La baja en la brutalidad es cierta para otras culturas también. Cuando aprendí chino, me sobresaltó encontrar ideogramas como el de un cuchillo junto a una nariz: se pronuncia “yai” y significa “cortar una nariz en castigo”. Es un carácter chino que ya no estudian los alumnos. 

El libro de Pinker me parece cierto porque, en parte, reporteo a menudo sobre el genocidio y los abusos de los derechos humanos.

Me horrorizó que Darfur no provocará una mayor respuesta internacional de los gobiernos occidentales, pero me sobrecogí con la forma en la que los universitarios estadounidenses protestaron en nombre de un pueblo que vivía a medio mundo de distancia.

Eso refleja una verdad mayor: hoy día hay un consenso mundial de que masacrar civiles es una barbaridad. Los gobiernos pueden todavía cometer atrocidades masivas, pero ahora contratan a cabildeadores y firmas de relaciones públicas para arreglar el desastre.

En comparación, hasta los tiempos modernos, el genocidio era, simplemente, una forma de hacer la guerra. La Biblia describe repetidamente a Dios como el autor intelectual del genocidio (“no dejarás vivo nada que respire”, Deuteronomio 20:16), y los europeo-estadounidenses no vieron nada ofensivo en exterminar a los estadounidenses nativos. Uno de mis héroes, Teodoro Roosevelt, después galardonado con el Premio Nobel de la Paz, no lo lamentaba: “No llego tan lejos como pensar que el único indígena bueno es el indígena muerto, pero creo que es cierto para nueve de cada diez, y no me gustaría indagar demasiado en el caso del décimo”.

El ritmo del progreso moral se ha acelerado en las últimas décadas.
Pinker nota que en cuestiones como los derechos civiles, el papel de las mujeres, la igualdad para los gays, las palizas a los niños y el trato a los animales, “las actitudes de los conservadores han seguido la trayectoria de los liberales, con el resultado de que hoy, son más liberales que los liberales de ayer”.

Las razones de estos avances son complejas, pero pueden tener que ver con el ascenso de la educación, la decadencia del chovinismo y una creciente disposición para ponernos en los zapatos (cada vez más, incluso en las pezuñas) de otros.

De acuerdo, el mundo aún encara la brutalidad y la crueldad. ¡De eso escribo el resto del año! Sin embargo, hagamos una pausa por un momento para reconocer un progreso asombroso y agradecer la capacidad humana para la compasión y el crecimiento moral.

Fuente: Los Andes


Vídeos: 

Steven Pinker sobre el mito de la violencia


Steven Pinker traza la disminución de la violencia desde tiempos bíblicos hasta el presente, y argumenta que aunque pareciera ilógico e incluso inmoral dada la situación en Iraq y Darfur, estamos viviendo en la época más pacífica de la existencia de nuestra especie.


¿Estamos mejor o peor?

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